lunes, 15 de diciembre de 2008

Nudillos sangrantes

Estoy sentado en un muro en una fría calle de La Candelaria. Acabo de renunciar a mi esclavizante trabajo en donde prácticamente le vendía el alma al diablo para recoger lo suficiente para sobrevivir.

Sucumbí a la ira y golpeé a mi jefe, le di un puñetazo tan fuerte en su gorda cara que mis nudillos están sangrando, siento un ardor que se convierte en una cosquillosa alegría, le rompí la cara por fin a ese desgraciado.

Sentado aquí, con los bolsillos vacíos y una segura demanda por lesiones personales, descubro algo aterrador: soy una ficha de segunda en este azaroso juego llamado sistema.

Soy uno más de los millones de profesionales que logran sobrevivir con un cargo mediocre en una organización, haciendo el trabajo sucio y duro para que otros se sostengan en sus cargos directivos, soy eso, un come mierda, carga ladrillos que debe soportar presiones dolorosas de 7 a 7 a cambio de unos centavos.

El sistema, tal y como se esta revelando, es una pirámide en la que para mantener la felicidad de unos pocos, se debe sacrificar el bienestar de todo el resto.

Hay un código secreto implícito en el capitalismo, los poderosos han encontrado la forma de perpetuarse en el poder y de mantener su estatus a consta de una promesa mentirosa llamada democracia, un sofisticado invento que le hace creer a todos que pueden alcanzar una vida decorosa con trabajo duro e inteligente pero que a lo sumo les permite llegar a cierto nivel de vida a consta de venderle el alma al diablo y entregarse al esclavismo.

El trabajador promedio funde su trabajo y lo yuxtapone a su vida. No hay vida, hay trabajo. Se trabaja para vivir, no se vive para trabajar. La democracia es la base del gran engaño, diversidad, populismo… vah, es una gran mentira, los estados son máquinas bien aceitadas operadas por un monstruo silencioso llamado sistema, monstruo que ya no puede soportar el terrible cáncer con el que nació y que lo esta consumiendo.

Siento de nuevo el ardorcillo en mis nudillos, le rompí la jeta al gordo. Le di duro al sistema. Las pirámides se empiezan a caer, lo financiero, lo bursátil, lo económico, lo mall, lo familiar, el papel higiénico, todo tambalea.

Voy solo ahora, con los nudillos ardiendo, voy buscando nuevos jefes, nuevas jetas… para golpear.

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