miércoles, 21 de enero de 2009

Pasado negro

Cuando era niño, mis padres no me permitían jugar con niños negros, de hecho conseguí un buen amigo mas oscuro que mi sombra y me tocaba jugar con él a escondidas.

Eran juegos díscolos, terrestres, me sentía jugando en el marco de las puertas del infierno con uno de los niños condenados.

Por razones que desconozco, siempre lo negro ha estado presente, las primeras tetas que palpé eran de una hermosa muchacha negra, pezones grandes, protuberantes, se pusieron duros a mi suave tacto, era una chiquilla cuya excitación no parecía coherente con su corta edad.

Más adelante una sombra afrodescendiente empezó a tener que ver con todo en mi vida, siempre en mis historias aparece un negro, en mis reflexiones de imagienería creativa, aquella en la que uno intuye que el mundo se construye desde la imaginación y en una continuidad inmediata, añoro que aparezca un negro, como si fuera la confirmación que circunda y sella la creación .

En mi cuerpo vibra un negro, se mueve como un alma ondulante en los churumbeles camuflados de mi escaso pelo, en los bellos enredados de mi barba, en mi apetito sexual desmedido, en esa locura de la cadera al escuchar salsa, en la mirada animosa y frugal, soy negro, lo llevo adentro, lo llevo colado en mi interior, por eso no se porque me produce temor que haya llegado Obama.

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